




Bueno, ya tengo claro que no se puede tener todo.
Debería ir siendo consciente de que cuando algo va bien, no tarda otra pata de la mesa en ocuparse en desequilibrarla. La verdad es que, a estas alturas y respecto al tema en cuestión, no vale la pena excesivo drama. Lo suficiente como para abrir de nuevo la caja de Pandora que es este blog, y para dejar una vez más constancia de mi desentendimiento con esta sociedad de borregos.
La gran pena es que me tengo que ajustar a sus normas para así poder beneficiarme de su miel, cuando la hay.
Eso es lo que soy, una aprovechada de esta sociedad. Al menos es mi meta. Comer, no ser comida. Hacerme respetar, no arrastrarme ante incompetentes con suerte. Es mucho pedir, ¿verdad?
Mientras trato de estabilizar mi mente y mi vida, lo que me rodea no puedo ignorarlo. Y la mejor forma de no hacerlo es infiltrarme, con una preciosa sonrisa y mi mejor imagen.
Pero no se lo digas a nadie... Será nuestro secreto.
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