Me sentía desgraciada porque me abandonaron las musas durante un tiempo. Pero pobre ignorante de mí... siempre ahí han estado.
Por las noches me sorprendo pensando en auténticas genialidades, incluso soñando con historias maravillosas. El Eco de mi memoria me trajo hace poco a mi abuelo... y Dios, qué feliz era en ese sueño...
Pero siempre toca despertar.
Y mejor que sea así.
Tengo que creerlo, porque estoy a un paso tan sólo de sentirme feliz a expensas del pasado.
Pero siempre hay que cambiar. Hay que renovar. Hay que buscar el porqué de un nuevo Hoy y el siguiente amanecer.
Patas arriba todo lo que me rodea tan sólo para demostrarme a mí misma que no necesito de nadie para seguir viviendo. Pero pobre ignorante de mí... no he necesitado a alguien más que ahora mismo.
Tengo las ideas claras, a pesar de todo. Y eso precisamente es lo que hace agónico tener una cabeza como la mía. Debería apagar el cerebro durante un tiempo... je. Cuántos descansarían con ello.
Tengo las manos frías. Y las seguiré teniendo, pues es harto difícil escribir con guantes.

No hay comentarios:
Publicar un comentario