A mi Vampiro:
Absorviste cada gota de mi esencia, saboreaste cada poro de mi ingenuidad, y secaste toda esperanza que me saciaba cada día.
No te mereces que te escriba. No mereces que me despida. Pues aún sabiendo lo que me cuesta escribir esto, aún sangrando como si la pluma cortara mi mano con cada palabra escrita, a pesar de ello, sé que te dará igual. Que lo leerás y ni lo leerás.
Te odio con todas mis fuerzas.
La rabia me está matando cada día, cada maldita e impura noche. Eres aquel que aprovechó cada esencia pura que aún me quedaba. Y aún hoy te preguntas, te sorprendes por mi indignación.
Maldito.
Maldito seas mil veces.
Porque te odio. Con todo mi corazón.
Te odio como jamás nadie te ha odiado. Te odio con sólo ver el paso de los días. Te odio a cada amanecer y a cada anochecer.
Tu maldita noche.
Comprendo porqué eres un Vampiro. Eres incapaz de sentir. Tan sólo cuando ello te reporta beneficios, a ser posibles físicos e intensos. Pero estás vacío.
Jamás has tenido una gota de humanidad en tu sangre. Jamás has tenido sangre. Y ni tan siquiera saberlo te hizo cambiar...
Te odio. Te aborrezco. Te repudiaría si pudiera. Rechazaría tu existencia si ello sirviera de algo. Te maldigo mil veces, si ello sirve de algo. Te pisaría como piso cada día el aire que se interpone entre mis pies y el suelo, ya tan lejos de él. Te buscaría con mis ojos para poder rechazar tu mirada cuando te encontrara. Me das pena, me das asco, me doy pena y me doy asco por haberte considerado siquiera.Te devolvería todos tus besos como desgarros en tu alma.
No puedo con este odio. No puedo con esta agonia... simplemente no puedo.
Tus labios... Dios del cielo, no permitas nunca que olvide esos labios.
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